Caminando, sentí tu presencia, mi estómago se revolvió, mi cuerpo se heló, y mi mente no supo que pensar, al seguir caminando la confusión me perdió en el camino, y al llegar a mi destino me dí cuenta que quería regresar...
Escuché un susurro, y finalmente me absorbiste cual súcubo hambriento...
Caí y me sentí bien, mejor que antes, y fué en ese momento cuando me dí cuenta que ese fantasma era real...
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